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Nora la llorona


-¡LLora, llora! Nora la llorona!
- ¡Nora no sabe hablar, solo llorar!
- BuaaaBuaaa Nora hace BuaaaBuaaa.- Se burlan los niños en el patio mientras señalan a Nora con los dedos y se ríen con las caras sucias del desayuno.

Nora es una valiente, hace dos semanas que ha empezado el colegio, dos semanas que bien podría ser dos siglos, mucho tiempo, demasiadas humillaciones comprimidas en tan pocas horas.

El primer día de cole, Nora aterrizó en una clase de 30 niños de 6 años, todos asustados y llorosos, igual que Nora, todos querían volver a sus casas con mamá y papá.

Pasaron unas horas y ya todos se hicieron amigos, y Nora era la curiosidad, la niña silenciosa, la que se sentaba a dibujar mientras los demás corrían por el patio y se comían sus bocadillos.

Ella los miraba de reojo, le hubiera encantado jugar a la comba y a lanzar la pelota, ella es muy buena corriendo y seguro que hubiera ganado a todos los niños en el pilla pilla, pero cuando se acercaba a algún grupo la acribillaban a preguntas, dejando así de jugar, y ella perdía el interés. 

- ¿Por qué no hablas?, ¿no sabes?, ¿Eres sorda?, ¿Se te ha comido la lengua el gato?, ¡¡ Repite conmigo H-O-L-A!!- día tras día todos los niños intentaban sacarle algún ruido de su garganta, pero era imposible.

Ante tanta frustración la curiosidad se convirtió en el mejor de los casos en indiferencia y en el peor en enfado. La mayoría de los niños la ignoraban, decían que como Nora no hablaba, era invisible. 
Y los que si la veían y estaban enfadados con ella, solo hacían que burlarse de ella, cuanto más llorase más se reían ellos.

Cuando la venía a buscar su madre se la encontraba despeinada, con los ojos hinchados y la cara llena de piquitos rojos de tanto llanto y berrinche.

¿Cómo podía ser que su hermosa hija de seis años pareciera tan infeliz, tan triste y asustada? 

Y una vez en el coche le repetía una y otra vez: -Nora, vida mía, esfuérzate para hablar, tienes que hacerlo, tienes que ser normal.- Eso le dolía con toda su alma,¿¡ cómo podía pedirle su madre que hiciera algo que era imposible!?


El trayecto hasta llegar a casa se volvía incómodo y más silencioso si cabe. Una vez en el hogar, la madre al abrir la mochila, encontró una nota de la profesora: 

"Queridos papás de Nora, me gustaría reunirme con ustedes para hablar sobre su hija y la situación en el colegio. Les propongo este miércoles a las 16:30h, confirmen si les va bien, en caso contrario díganme que día tienen disponible.
Considero que es urgente, gracias.

Miranda Arcos Peña."

¡Desesperación! realmente la situación de su hija era un problema. Aunque la mamá no sabía que a partir de esa reunión todo iba a cambiar.

María CreeyCrea
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Sobre Nora y Miranda -Aquí-

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